lunes, 9 de enero de 2017

Exclusión de CH y LL del abecedario

Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que, en realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es, conjuntos de dos letras o grafemas que representan un solo fonema. El abecedario del español queda así reducido a las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética, en las que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en todas ellas existen combinaciones de grafemas para representar algunos de sus fonemas.
La eliminación de los dígrafos ch y ll del inventario de letras del abecedario no supone, en modo alguno, que desaparezcan del sistema gráfico del español. Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas: el dígrafo ch en representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en representación del fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]). La novedad consiste, simplemente, en que dejan de contarse entre las letras del abecedario.
Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por estos dígrafos o que los contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente. La decisión de adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.

H

H, octava letra del alfabeto español y de otros alfabetos procedentes del latín. En español se llama hache. La letra procede de la semítica H, cheth, que representaba tanto en el alfabeto griego como en el latino un sonido aspirado parecido al que existe en árabe o en inglés. En el latín hablado, poco a poco, fue desapareciendo o degradándose la aspiración. Se mantuvo como letra escrita para representar algunos sonidos del griego, como el espíritu áspero. También se combinó con algunas letras para reproducir sonidos aspirados procedentes de otras lenguas. Como resultado de todo ello, la letra H pasa a ser muda en las lenguas románicas. En castellano la letra H se mantiene muda y su aspiración es propia de algunas variedades dialectales. Se combina con el signo C para formar la CH, dígrafo que tiene un sonido palatal, como en ‘choque’. Es una letra muda en otras lenguas. La letra H se combina con otras consonantes en dígrafos para representar varios sonidos consonantes: así CH en francés o portugués, que suenan como SH del inglés; LH y NH del portugués suenan como LL y Ñ del español.